Los secretos, esos que nos rondan por la cabeza dando vueltas y vueltas sin descanso, es el tema central de esta historia, con un niño y sus secretos como protagonistas. El pequeño, del que no sabremos su nombre como si de otro secreto se tratara, nos cuenta que tiene muchos secretos y que le gusta susurrarlos a su árbol, para que éstos se deslicen por la corteza y se queden allí confortablemente, porque sabe que su árbol nunca le fallará y nunca los revelará a nadie, ni siquiera a las curiosas ardillas que lo habitan.
Porque estos secretos, independientemente de que sean pequeños, grandes, molestos, estrambóticos o multicolores, son solo suyos y, aunque algunas veces lo hagan enrojecer, sabe que su árbol nunca los cuestionará, haciéndose el despistado.
¿Pero qué pasará cuando el viento sople fuerte y mueva a su árbol? ¿se quedarán los secretos bien agarrados? ¿se los llevará el viento con él? Si esto pasara, quizás sus secretos emprendan un largo viaje y se mezclen con los secretos de otros niños y niñas del mundo... ¿que se contarán entonces los secretos de unos niños a los de otros?